sábado, 19 de diciembre de 2009

Nosotros que nos quisimos tanto...

Sábado por la noche, agotando los recursos de "entretenimiento", obstruyendo pensamientos lógicos, escapando de una "realidad" condicional, siempre solo cuando no estás tú, cuando me falta el silencio de tus manos y el roce de tus ojos... es eso lo que me pierde, lo que me deja fuera de esto, del momento, y al parecer, me gusta, porque extraño todo y me quedo con nada, con estás ganas de no sé qué y ancias de ser nada...


Sigue el paso del tiempo, la misma basura en la televisión, necesito como desahogar esta necesidad, que odio por el simple hecho de no saber hacerle frente, que me tiene aquí, actuando porque sí...


Con todo esto, me topé con aquel libro de antología literaria, los escritores, docentes de distintas preparatorias de la U de G; su título: "Entre líneas" (debajo, "escritores del SEMS").
Bien, entre tantos versos, uno en particular, de Rubén Hernández Andreu :






Miras la taza: “Recuerdo de Tonalá”. Enciendes el cigarro y te expandes con el humo placentero. Mientras guardas el encendedor descubres la danza erótica que el humo improvisa sobre la brasa de su paliativo. Te imaginas una pareja de blancos bailarines que inventan el amor.


“Recuerdo de Tonalá”. Ese letrero en la taza te mueve a tomar un trago de café del que te gusta tanto: café San Remo. Recuerdas que desde hace años llegas a tomar café en este mismo lugar tranquilo, donde no pululan los intelectuales, ni los que quieren cambiar el mundo con sus charlas cargadas de aspavientos.


Después de sacar el cuaderno y oprimir el extremo del lapicero, fumas con la intensidad acostumbrada. Y escribes: “Usted dijo el adiós. Yo no quería. Usted me quitó sus manos blancas y entreabiertas, y empecé a tener frío. Yo no quería. Usted cerró sus ojos y canceló el estanque turbulento que en oleadas me anegaba. Usted dijo: ‘Hasta aquí’. Yo no quería; me cuesta trabajo mirarme sin usted. Mi hombro extraña su cabeza. Y mis mejillas, su pelo en los trayectos de autobús, cuando se acurrucaba conmigo. Recuerdo sus palabras: ‘Aquí hay que dejarlo, no tiene sentido’. Quizás para usted sea fácil; para mí, no. Yo no quería”.


Tomas otro sorbo de un café que empieza a perder calor, mientras te espera. Miras a tu alrededor y todo transcurre como siempre. El Willie cobrando, la chica atendiendo a la gente y, en el televisor, la serie mundial. Y aquí sigues tú: tú y tu cuaderno de notas en que tratas de descifrar todo ese cúmulo de sensaciones que se agolpan en tu cabeza.

“Para qué escribes”, te preguntas. Y acude inmediata la respuesta: “Para tratar de entender lo que pasa, lo que sucede, lo que habita”. “No entiendes”, te dices… “Debería ser como todos, una aventura y ya”. Pero no, aquí estás, picando piedra con los sentimientos, forzándote a alejar de ti ese sentimiento que sorpresivamente te envolviera.


•Acudes nuevamente a la taza. Ahora tú buscas el letrero: “Recuerdo de Tonalá”. Sonríes, y tu sonrisa es franca, y te agrada. Te das cuenta de que el televisor ya está apagado, y de que la gente de la mesa contigua no es la misma de hace un rato. Adviertes la música y prendes un nuevo cigarrillo. La música llega a tus oídos discreta, y mientras el humo envuelve tu rostro, escuchas:



Nosotros, que nos queremos tanto,

Debemos separarnos,

No me preguntes más,

No es falta de cariño,

Te quiero con el alma

Te juro que te adoro

Y en nombre de este amor,

Y por tu bien,

Te digo adiós.



Cierras el cuaderno, sonríes nuevamente y te satisface una vez más tu gesto, que identificas porque viene muy de adentro. Mientras guardas la libreta, piensas que no tiene caso escribir, ya que mucha gente en igualdad de circunstancias ha dado buen manejo al sentimiento.



Pagas dos americanos y un capuchino, cruzas la puerta, metes las manos en los bolsillos, caminas por una calle solitaria, y cantas:

Nosotros, que nos queremos tanto,

Debemos separarnos,

No me preguntes más.




 



                                         *Curioso todo lo que despierta en mi...


                                                      G.









miércoles, 16 de diciembre de 2009

"Cuando un pobre diablo como yo
se enamora, se arrodilla ante el
mundo y narra sus cuitas..."

                                                                                    
                                                                     José Vasconcelos.

lunes, 14 de diciembre de 2009

MB20 - If you're gone...

I think I've already lost you
I think you're already gone
I think I'm finally scared now
You think I'm weak
But I think you're wrong
I think you're already leaving
Feels like your hand is on the door
I thought this place was an empire
But now I'm relaxed
I can't be sure


I think you're so mean
I think we should try
I think I could need this in my life
I think I'm just scared
I think too much
I know this is wrong it's a problem I'm dealing


If you're gone maybe it's time to go home
There's an awful lot of breathing room
But I can hardly move
If you're gone baby you need to come home
Cause there's a little bit of something me
In everything in you


I bet you're hard to get over
I bet the room just won't shine
I bet my hands I can stay here
I bet you need more than you mind


I think you're so mean
I think we should try
I think I could need this in my life
I think I'm just scared that I know too much
I can't relate and that's a problem
I'm feeling


If you're gone maybe it's time to go home
There's an awful lot of breathing room
But I can hardly move
If you're gone baby you need to come home
cuz there's a little bit of something me
In everything in you


I think you're so mean
I think we should try
I think I could need this in my life
I think I'm just scared do I talk too much
I know it's wrong it's a problem I'm dealing.
        
                                                        G.